Foto: Lucía Vallarino

Comenzamos la mañana con un recorrido por la laberíntica medina de Marrakech. En comparación a la de Fez, la sentí más colorida, amplia y turística, aunque igualmente caótica y ruidosa. Sus sinuosos, pero espaciosos caminos estaban colmados por tiendas de souvenirs, comidas típicas, ropa, lámparas, accesorios, y más. Había tantas personas yendo de un lado al otro que muchas veces se amontonaban en las intersecciones.

Luego de caminar un rato, atravesar la plaza Djemaa el-Fna, y visitar una farmacia típica de la zona, nos dimos de lleno con la conocida Mezquita de la Kasbah, o también llamada Mezquita Moulay El Yazid. Inmensa, rosa (como todo en Marrakech), e imponente. Continuamos el camino rodeándola y algo me llamó particularmente la atención: un cartel digital con algunos números y palabras en francés. Decidimos acercarnos para verlo en detenimiento, y Zahira, nuestra guía, nos explicó que esos números hacen referencia a la energía generada en la mezquita. Y es que, en esta mezquita, como en la de Kutubia (de las principales de la ciudad), acostumbran a poner placas fotovoltaicas en el techo y abastecer su consumo energético.
Luego de entender esto, volví a mirar el cartel y leí claramente: potencia usada actualmente, potencia producida acumulada y emisiones de CO2 evitadas.

Estos ejemplos no son los únicos, Zahira nos explicó que de camino al aeropuerto también hay terrenos destinados a producir energía solar para abastecer ciertas zonas de la medina. Ayudando así a brindar energía a quienes no pueden acceder a ella de una forma sostenible e idónea para su ecosistema.

Al día siguiente, cuando llegamos al aeropuerto para partir de vuelta a Barcelona, tuve un dèja-vu. Y es que cuando fuimos a hacer el check in volvimos a encontrarnos con uno de estos maravillosos carteles con inscripciones referidas a la energía. Al igual que las mezquitas, el Aeropuerto de Marrakech-Menara cuenta con 72 pirámides fotovoltaicas que le permiten abastecerse de energía solar. Nos miramos sonriendo y le tomé una foto. A pesar de la tristeza del viaje que se acababa, me voy contenta de descubrir que Marruecos está apostando cada vez más a energías renovables, y que esto es solo el principio de algo que tiene mucho potencial.