Entre Mellaab y Tinejdad

El pastor y sus cabras

Said y sus cabras bajan todos los días de la montaña hasta llegar a un pozo para que sus animales puedan beber un poco de agua durante el día, tarea que cada año que pasa se hace más compleja

23 Julio 2022

2-3 minutos de lectura

Foto: Marià Serrat

Poco después de visitar las khettara con su complejo sistema de cavernas nos encontramos a Said, un hombre de 24 años que baja de la montaña todos los días para darle de beber a sus cabras. Menor de tres hermanos y seminómada, nos muestra cómo funciona el sistema de extracción de agua.

Con una polea, una cuerda y dos baldes de agua hechos de forma artesanal -los de Said estaban hechos con el caucho de una antigua rueda de auto-, colocando la cuerda en la polea y un balde a cada extremo de esta, bajan uno de los baldes por un pozo muy profundo -yo calculo que tiene más de 20 metros-. Esperan a que se llene de agua, lo suben a pulso con la fuerza de sus brazos y mientras va bajando el balde vacío, esperando a ser llenado. Así, el esfuerzo hecho se aprovecha al máximo. Cuando sacan el balde con agua la vacían en una especie de corredor que se encuentra a ambos lados del pozo, hecho con adobe, para que así varias cabras puedan beber agua a la vez y no se desperdicie nada.

Said nos cuenta también cómo mantiene el agua que lleva a su casa fresca. Se trata de un sistema particularmente simple que consiste en forrar cualquier botella de plástico u otro material con un tipo de tela gruesa. En el caso de Said su botella estaba forrada con una especie de tela similar al polar. Una vez que la botella está forrada, la mojan completamente por fuera y así la transportan. Un método eficiente para viajes cortos debido a que mientras la parte de afuera esté húmeda, el agua dentro de la botella seguirá con una temperatura más o menos fresca.

Conversando con Said, nos comenta que en dos años el agua del pozo bajó más o menos diez metros. Aunque no es una persona particularmente estudiada en distancias ni mediciones, y por eso es probable que esta cifra pueda variar de unos cinco a quince metros, el dato no deja de ser algo verdaderamente preocupante. La escasez hídrica en esta zona del país se está haciendo particularmente notoria y ya está afectando a las personas, sobre todo a aquellas con menos recursos, las poblaciones nómadas del atlas. Ellas, como todo el mundo, también necesitan agua para vivir.

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