Mula en el medio atlas
Aguelmame Sidi Ali, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Las calles son actualmente iluminadas con corriente eléctrica; esto ha sustituido a la luz de las velas
Medina de Fez, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Niño andando en bicicleta en la Kasbah
Erfoud, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Niño riendo en ventana de construcción de hormigón
Erfoud, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Paneles solares para alimentar las bombas de extracción de agua que reemplazan las antiguas Khettaras
Fezna, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Artesano sonriendo en el Mercado de Rissani
Rissani, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Caminos en reconstrucción de la medina de Fez
Fez, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Cabrita escalando rocas en el alto atlas
Bou Tharar, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Ali y su familia son pastores nómadas que viven en cuevas en el medio Atlas
Entre el valle de Dades y el valle del M’Goun, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
Cada vez son más los poblados abandonados en la inmensidad del inhóspito desierto
Sahara. -Foto: Sara Martínez López
Una mujer nómada con su hijo
Aguelmame Sidi Ali, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
La túnica larga y el turbante son prendas de ropa que ayudan a la regulación térmica corporal
Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
Macaco de Berbería tomando agua embotellada
Ifrane, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Uno de los últimos pueblos nómadas del sur de Marruecos
Merdani, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
La belleza del desierto es única en el mundo
Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
“Parking” de mulas en el Mercado de Rissani
Rissani, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Un cráneo descornado de cabra yace en un vertedero
Cerca de Bou Tharar, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Un contenedor improvisado retiene las botellas de agua que desechan los visitantes del ksar Ait Ben Haddou, una de las principales atracciones turísticas del país
Ait Ben Haddou, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
La puesta de sol y el camino en las dunas del Erg Chebbi
Bivouac, Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Planta solar Noor Ouarzazate a la distancia. No nos permitieron acercarnos
Ouarzazate, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
El turismo se ha convertido en una nueva forma de sustento económico para muchas familias del desierto
Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
Tienda de lámparas y decoración en la medina de Marrakech
Marrakech, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Entre luces y sombras de la medina de Fez
Fez, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
A menudo, las condiciones climáticas en las que viven algunos grupos nómadas son muy adversas
Aguelmame Sidi Ali, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Creheut
Un símbolo amazigh –recto y simétrico– decora el adobe de una kasbah
Ait Ben Haddou, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Las dos puertas de las casas de la medina de Marrakech: la de la familia (la pequeña) y la de los invitados (la grande)
Marrakech, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Dromedario en el Erg Chebbi descansando de trasladar turistas
Bivouac, Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
El horno del pan, tradición de las familias bereber
Aguelmame Sidi Ali, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
La kasbah mejor conservada del norte de África
Kasbah de xx, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Al sur de Marruecos empieza el gran desierto del Sahara
Cerca del Erg Chebbi, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Vendedoras ambulantes y turismo, la explotación del parque natural de Ifrane
Parque natural de Ifrane, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
El fénec es un pequeño cánido que vive en las dunas del Erg Chebbi
Erg Chebbi, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Un macaco bebe agua embotellada en medio del bosque. Antes de que la destaparan, intentó morderla como si fuese una fruta, pensando que así soltaría su líquido
Ifrane, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Un olor desagradable en el agua, contaminación con mayúsculas en el agua
Río Fez, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Bienvenidas a la principal ciudad del país
Marrakech, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Callejón con grafiti en la ciudad roja
Marrakesh, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
El guarda del refugio de las gargantas del M’Goun
Valle del M’Goun, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
Gallinero sin gallinas
Cerca de Rissani, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Las últimas construcciones antes del Sahara
Erg Chebbi, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Una creciente enredadera bordea a un edificio abandonado, denotando la frescura de su interior
Medina de Fez, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Las cabras son el ganado doméstico más adaptado al riguroso clima marroquí
Entre el valle del Dades y el valle del M’Goun, Marruecos.
– Foto: Marià Serrat Crehuet
En Marruecos existen dos tipos de desiertos; el desierto de piedras (hamda) y el desierto de arena (erg)
Cerca del Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
La importancia del agua
Plantación de dátiles medjoul entre Erfoud y Rissani, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Muchos riads han sido transformados para albergar al turismo. Algunas remodelaciones se detuvieron tras la pandemia por COVID-19
Medina de Fez, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
El Erg Chebbi es el desierto de arena más grande de Marruecos
Erg Chebbi, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
Ladrillos de adobe para reconstrucción de una Kasbah
Erfoud, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Un macaco toma agua derramada de una pipa. Este contenedor fue introducido al bosque para la filmación de una película
Ifrane, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Cocina seminómada
Cordillera del Medio Atlas, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
La última familia del desierto
Cerca de Rissani, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
La mezcla entre iluminación natural y artificial resulta tanto utilitaria como decorativa
Erfoud, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Dos pastores nómadas se encuentran en el único pozo de la zona
Entre Mellaab y Tinejdad, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Macaco de Berbería cachorro comiendo plástico
Ifrane, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Niños en el mercado
Mercado de Rissani, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Pata de gallo en Kasbah de Erfoud
Erfoud, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Fátima escondida debajo de la leña del horno de pan
Merdani, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
Caótico y frenético, así nos recibe el mercado de Rissani
Mercado de Rissani, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
**Un niño se asoma desde el interior de su hogar en un ksar, curioso ante la presencia de nuestro equipo
Erfoud, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Un grupo de niñas nos observa con curiosidad mientras descubrimos su kasbah
Erfoud, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Tanto locales como visitantes acuden a estos baños antiguos –parte fundamental del hogar y tradición milenaria– para refrescarse, purificarse y limpiarse
Medina de Marrakech, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Niños curiosos en el desierto del Sahara
Merdani, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Macacos de barbería, un símbolo de conservación y turismo
Parque natural de Ifrane, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet
La problemática del tratamiento de residuos es algo tangible y urgente
Cerca de Fezna, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Trekking sobre el valle del río M’Goun
M’Goun, Marruecos. -Foto: Lucía Vallarino
El té a la menta es una de las bebidas más presentes a nivel nacional
Boumalne Dades, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Los elementos al interior del hogar suelen ser sumamente coloridos y ornamentados; son también un souvenir común
Ait Ben Haddou, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Ponerse pies a la obra
Zoco de Marrakech, Marruecos. -Foto: Sara Martínez López
Una familia de pastores nómadas del Atlas
Aguelmame Sidi Ali, Marruecos. – Foto: Marià Serrat Crehuet
Varios de los ingredientes que se utilizan en la gastronomía pueden tener también un uso medicinal, como se muestra en esta farmacia antigua
Medina de Marrakech, Marruecos. – Foto: Natalia Figueroa
Para los amazighs, o bereberes, la hospitalidad es un pilar fundamental de su cultura
Aguelmame Sidi Ali, Marruecos. -Foto: Marià Serrat Crehuet