Aguelmame (Midelt)
Hajiba e Insaf, presente y futuro
Entre pieles de camello y cabra y bastante plástico, tomamos té con una familia bereber que nos cuenta cómo es su día a día en el Midelt, la región del Medio Atlas.
19 Julio 2022
2-3 minutos de lectura
Foto: Lucía Vallarino
Cuando llegamos a su asentamiento, Hajiba nos recibe con una sonrisa tímida y nos invita a tomar té. Un ofrecimiento que significa mucho, ya que no solo implica abrirnos las puertas de su casa, sino también compartir un bien preciado en su cultura y difícil de conseguir en su día a día. “No podemos guardar la menta, así que al poco de comprarla en el pueblo se muere”, nos explica a través de Mohammed, nuestro intérprete de amazig en este viaje.
Al lado de su haima hay una placa fotovoltaica, gracias a ella tienen luz. Pero necesitarían más placas para tener la potencia suficiente como la que necesita un electrodoméstico tan habitual en nuestro día a día como es la nevera. “Cuestan demasiado dinero, no nos lo podemos permitir”, se apena Hajiba. Del otro lado tienen un horno de leña que usan para cocinar el pan. Todo lo demás, carne en su mayoría, lo cocinan en el interior de la haima principal, con una bombona pequeña de gas que recargan en el pueblo más cercano. “Para poder ir a comprar al pueblo hacen autostop, pero siempre pagando”, nos explica Mohammed. También él desciende de nómadas, y conoce bien su cultura y forma de vida.
Entramos con Hajiba e Insaf, su hija pequeña, a su casa para ver cómo hace el té y ofrecernos a llevar los vasos a la jaima de fuera, donde es tradición tomarlo sentadas en unos palés cubiertos por alfombras. No hablamos el mismo idioma, nos separan kilómetros de distancia y un sinfín de privilegios, pero nos entendemos. Con la mirada, Hajiba nos dice que confía en nosotras, que, en el fondo, también muchas cosas nos acercan. Quizás por este vínculo instantáneo, quizás por la energía del Atlas o del Sidi Ali, nos confía su mayor deseo: que sus hijas puedan tener algo que a ella se le negó, una educación que les permita encontrar un trabajo en la ciudad. “La vida nómada es una vida muy dura. Mientras mi marido cuida el ganado, yo cocino, limpio y cuido de las niñas. No pude estudiar porque vivía lejos de todas las escuelas, ahora mi hija de siete años vive con sus abuelos para que no le pase lo mismo. Estudia francés, podrá encontrar trabajo fuera y salir de aquí”, concluye.
Historias relacionadas
La casa de Fátima
Lac Aguelmame Sidi AliLa casa de FátimaA orillas del lago Aguelmame Sidi Ali nos encontramos con la vivienda de una familia seminómada, que nos invita a pasar y nos cuenta cómo es su vida en esta zona del AtlasFoto: Lucía VallarinoDespertarse, bajar a desayunar y ver...
El reino del sol
ErfudEl reino del solErfud nos da la bienvenida a un universo de arena, dátiles y calor extremo, donde la vida lucha por continuar en aquellos rincones donde no es tan sencillo conseguir aguaFoto: Lucía VallarinoContinuamos el camino hacia el sur, dejamos atrás el...
La energía de las kasbahs de siempre
ErfudLa energía de las kasbahs de siempreAunque cada vez son más las personas jóvenes que abandonan las ciudades tradicionales para vivir en zonas más occidentalizadas, la kasbah de Erfud nos enseña cómo lo nuevo no siempre es lo mejorFoto: Sara MartínezAl bajar del...
Dromedarios, el transporte más occidental del desierto
Erg ChebbiDromedarios, el transporte más occidental del desiertoEnormes dunas de arena anaranjada, un par de horas a lomos de un dromedario, una montaña rusa de sensaciones y una puesta de sol que deja sin aliento. Así descubrimos todo sobre el que empezamos pensando...
La noche estrellada
Campamento, Erg ChebbiLa noche estrelladaUn par de alfombras en la cima de una duna cercana y despojarnos de nuestros celulares fue todo lo que necesitamos para disfrutar de un cielo que solo se puede contemplar en lugares como este, donde no hay contaminación...
0 comentarios