Marrakech
La casa del fuego
El farnatchi, horno a leña, es la fuente de energía del Hammam, lugar esencial de la tradición y cultura marroquí hasta el día de hoy
27 Julio 2022
3 minutos de lectura
Foto: Marià Serrat
Dentro del aparente caos laberíntico de la medina de Marrakech, existe un orden establecido, una organización que divide la medina en más de 200 barrios, señalizados por su arco y su cartel identitario. Cada barrio también cuenta con su propio orden, y es que, para poder definirse como tal, hay cinco cosas que no pueden faltar: una mezquita, una fuente, un horno de pan, un aseo público y un hammam. Cada uno de estos lugares cumple un rol esencial en la vida diaria de los habitantes de la medina.
Zahira, oriunda de Marrakech y nuestra guía por el día, nos conduce por los pasillos de la medina con total naturalidad, se conoce cada camino como la palma de su mano. Luego de visitar el horno de pan y la fuente del barrio, Sahira nos lleva a conocer, desde fuera un hammam.
Foto: Lucía Vallarino
El Hammam es parte de la tradición y cultura marroquí hasta el día de hoy. Se mantiene la costumbre de visitarlo al menos una vez por semana, especialmente los viernes (día sagrado), sábados y domingos. El objetivo principal de un hammam es la higiene (con un gran componente religioso). Las personas visitan estos lugares de aseo público para darse un baño de vapor caliente, exfoliarse el cuerpo y prepararse para ir a la mezquita. Además, este lugar cuenta con un componente social importante, especialmente para las mujeres, ya que aprovechan la excusa de visitarlo para encontrarse con amigas, vecinas y conocidas, y ponerse al día.
En Marruecos, los hammam cuentan con distintas salas: la caliente, la templada y la fría. Las dos primeras, y las más importantes, funcionan gracias a el farnatchi, poderoso horno a leña que se encuentra en un cuarto especial en el subsuelo del hammam. Custodiado y cuidado permanentemente, el fuego del horno se mantiene encendido y se va regulando en base a las necesidades, ya que es el encargado de calentar el suelo de la sala caliente, al cual echan agua para crear vapor y dar esa sensación de sauna. “A este pequeño cuarto le llamamos la casa del fuego”, apunta Zahira, “es el elemento fundamental que permite el funcionamiento del hammam”. Nos acercamos a la puerta del farnatchi y comenzamos a sentir el olor a leña quemada. La casa del fuego emanaba calor y luz, se podía sentir el poder de esta fuente de energía a combustión.
Foto: Lucía Vallarino
Además de dar vida al hammam, en Marrakech también aprovechan el calor del farnatchi para cocinar la Tanjía, plato típico de la ciudad hecho a base de cordero asado. Este se cocina en grandes agujeros en el piso, colocados estratégicamente alrededor de la casa del fuego para aprovechar el calor generado.
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