Foto: Marià Serrat

Acabamos de comer tras una mañana intensa de mucho trabajo y calor aplastante y decidimos sin que haga falta hablar tomarnos un rato para descansar antes de seguir nuestra aventura. Pero empezamos a oír música, hay una boda en la casa en la que estamos. Y como personas curiosas que somos no podemos quedarnos sentadas mientras en la habitación de al lado se celebran la vida y el amor de una forma radicalmente distinta a la que tenemos en mente.

En la habitación de la que proviene la música nos acogen entre risas, aplausos y música media centena de mujeres. Sentadas en el suelo, cantan y ríen para acompañar a la novia. Al principio, su presencia me pasa desapercibida: está al fondo de la sala, completamente tapada por una especie de mantas rojas. A mi lado Fátima, familia de la novia, me cuenta que esta celebración dura tres días, antes de los cuatro de la propia boda. Pensábamos que nos estábamos colando en una boda bereber, pero realmente estamos en una despedida de soltera amazig. La energía vital que desprenden todas estas mujeres y niñas juntas hace que quiera quedarme con ellas los siete días. Pero tenemos que seguir con nuestro viaje.

Con esta energía llegamos a la Cooperativa “Agriol Touterroir”, formada completamente por mujeres que trabajan con las famosas rosas del Dades para crear y distribuir agua y aceite de rosas. Aunque hace menos de 20 años este trabajo se hacía de forma manual, ahora mismo usan máquinas en todo el proceso. “Esto hace que podamos producir más, hay trabajo para más mujeres”, nos explica Toda, vendedora de la cooperativa. En esta asociación, que no es la única de la región, son alrededor de 20 mujeres que cada día ganan su propio dinero. Muchas lo hacen para sacar a sus familias adelante, son viudas o sus esposos se han quedado sin trabajo. Pero otras, como Toda, lo hacen porque creen que ganar su propio dinero es un derecho que las libera: “todas las chicas jóvenes deberían trabajar, así no dependerían de sus maridos”.

Dos escenarios muy distintos y a la vez muy relacionados que hacen que me venga a la cabeza la canción gallega Voz das Amigas de Leilía. ¿Hay acaso una energía más poderosa que la de las mujeres que se unen?

“Todas xuntas non temos fronteiras. Ven conmigo miña compañeira”